Año: 2015
Duración: 110 min.
País: Corea del Sur
Director: Han Jun-hee
Género: Thriller/Crimen
Valoración Pijamesca: 8
Sinopsis
Recién nacida, Il-young es abandonada en la consigna número
10 de una estación. Años más tarde, es vendida a la organización criminal Mom
de Chinatown, donde tendrá que luchar para sobrevivir en un mundo violento y
cruel. Uno de los debuts más impactantes de la temporada, ha sido definido como
una mezcla entre la aterradora y perversa Queridísima mamá y el clásico El
padrino. (FILMAFFINITY)
Opinión:
Este es uno de esos thrillers descorazonadores y violentos
de mafiosos a los que nos tienen acostumbrados en Corea del Sur, de esos donde
se puede disfrutar de enteramente de la maldad de la humanidad y sumergirse en las aguas negras de las almas dañadas y distorsionadas del mundo. Si a ustedes
como a mi le gustan esta clase de
historias obscuras donde la justicia y bondad prácticamente no existen, déjenme decirles,
esta es la película para regocijarse libremente en el lado obscuro, sí, ese que no se puede mostrar libremente por la vida porque nos quedamos sin amigos y nos tachan de psychos XD
Coin Locker Girl es la opera prima como director de Han Jun-
Hee, y en este producto que nos entrega disfrutaremos de buenas actuaciones
(las mejores las de las dos protagonistas), un guión con giros tristes, atmósfera
obscura y vueltas dramáticas que
mantienen atento las casi dos horas de duración.
Sin embargo hay algo que aclarar,
esta película no es la nueva Old Boy ni el Padrino versión Corea (por aquello
de varias críticas que andan por ahí, incluyendo en Filmaffinity), si bien correctamente
nos llevan por una historia entretenida
con personajes interesantes, peca de ser algo obvia y simple desde la mitad a
su desenlace, además de abrazarse mucho de un sentimentalismo melodramático de telenovela, que al menos a mí me
hizo no encajar bien con el sentido
violento y desesperanzador del film.
De hecho por lo mismo tal vez alguien con
ojo muy crítico – y muy mamucas diría yo- incluso podría tacharla con cierta
dosis de pretensión.
No obstante valen
perfectamente la pena esas dos
horas, porque independientemente de los guamazos y la violencia que nos gusta a
muchos, su argumento es envolvente y nos hace ver de forma muy sensata que allá
afuera en la sociedad existe un inframundo, que son núcleos donde no pasa la luz y ahí la vida
misma, no vale nada.
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